Este compendio de Ateísmo práctico invita al lector moderno a lidiar con una verdad sorprendente y probablemente indeseable: nuestros pecados de pensamiento, palabra y obra provienen de la horrible tendencia atea que heredamos de nuestro padre caído, Adán. En el Salmo 14, David expresa el lenguaje del corazón del necio: «No hay Dios». El puritano Stephen Charnock muestra que esta es la oscura mentira que susurra todo pecado, pues usurpa el gobierno de Dios, hace del hombre su meta final de felicidad, se entrega a conceptos indignos de Dios y no alberga ningún deseo por Él. Que esta edición ayude a muchos lectores a encontrar liberación de los efectos de este principio ateo mediante la gracia del evangelio de Cristo aplicado en una vida de oración y obediencia que glorifica a Dios.
