La carta de Colón anunciando el descubrimiento da testimonio de su llegada al nuevo mundo. El viaje de Cristóbal Colón no fue difícil, aunque hubo varios motines entre la tripulación. El 3 de agosto de 1492, el almirante zarpó con las tres carabelas del puerto de Palos en Andalucía. El 12 de octubre de 1492 el vigía Rodrigo Sánchez de Triana, divisó tierra. A lo largo de este texto breve Colón plasmó, en un relato original, ágil, sorprendente y ameno, la descripción de las tierras y de las gentes que había hallado en la otra orilla del océano Atlántico. Colón da noticia de su viaje y la duración y del encuentro con islas habitadas. Relata cómo son esas islas, los árboles, montañas y riquezas encontradas. Especifica detalles del clima y señala su comprensión de los habitantes del lugar. Así como sus hábitos, vestidos, tipos de armas, la religión e incluso se maravilla ante la ingenuidad de estos o el peligro que representan los Caribes, dadas sus costumbres caníbales. El documento enumera también las primeras islas visitadas, dando sus nombres: Guanaham (Guanahanin en la carta en latín), rebautizada San Salvador; Santa María de Concepción; Ferrandina (Fernandina en la versión en latín) e isla Bella (corregido a Isabela en la traducción latina). La quinta isla mencionada es Cuba, a la que Colón llamó Juana, cuya exploración se narra más detalladamente y en realidad termina dudando si es la tierra del nieto de Gengis Kan o Japón. La última isla descubierta es La Española, también llamada actualmente isla de Santo Domingo. A su llegada a España lo recibieron con honores y exhibió las riquezas que traía. Afirmó haber alcanzado China y varias islas de la costa oriental de Asia. Su objetivo era llegar al fantástico oriente que conocía a través de las descripciones de Marco Polo, ganando espacio. Pretendía darle la vuelta al mundo por el lado contrario, sin saber que lo que encontraría era todo un continente nuevo.